Sentimos que el regalo recibido debería tener un nombre del dador de vida, del Creador y al ser el Aliento lo que soplo el creador al hombre para que viviera, situación que es descrita en varias religiones, quisimos emular esta acción al recibir nuestros visitantes el Aliento en su contacto con la naturaleza, que les permita apreciar la luz y escuchar su voz interior para recuperar su fuerza de vida y seguir su diario vivir en la ciudad. El Jardín es una zona de bondad, alegría y belleza donde prolifera la diversidad de colores en las distintas manifestaciones de vida que allí proliferan, que es lo que un día esperamos alcanzar.